Annus horribilis (Publicado originalmente el 13/06/11)
No me gusta hablar de mi mismo en este blog, pero creo que después del año que llevo, casi es un ejercicio terapéutico.
Todo empezó en Junio, me ingresaron en el Hospital de Barcelona por una “celulitis”, si, así como suena, es una infección. Todo empezó un día con nauseas y descomposición, para finalmente hincharse y enrojecerse la parte baja de la pierna izquierda. El azúcar se elevó a niveles peligrosos. Una semanita más o menos de hospital y casi dos meses de baja ya que no podía apoyar el pie en el suelo por el dolor.
Cuando parecía que ya estaba curado, estando en la provincia de Zamora tuve que ir al Centro de Atención Médica por que habían empezado los mismos síntomas que la primera vez, nauseas, descomposición, por la tarde enrojecimiento e hinchazón de la pierna, el día después volvimos a Barcelona, y al llegar de nuevo a Urgencias al mismo hospital, estuve ingresado un día en observación y de nuevo con antibióticos.
Pude irme de vacaciones una semana, pero a los pocos días de volver, de nuevo los síntomas y otra vez hospitalizado, esta vez por 10 días.
A causa de todo ello, acordamos con los facultativos que la diabetes la iba a combatir no solo con pastillas, si no que lo apoyaría con insulina inyectada ya que todo iba en el mismo “pack”
Al final del año, sin duda por mis defensas algo bajas “pillé” la varicela, si, si, lo habéis leído bien.
Entre tanto mi padre había estado ingresado a su vez en el hospital por periodos cortos pero constantes. Finalmente en febrero ingresó en el Hospital del Mar y a las dos semanas poco más o menos lo trasladaron a la UCI. Estuvo unas tres semanas casi siempre sedado y en coma inducido excepto por un periodo corto de tres días que parecía mejoraba. Estaba entubado, con respiración asistida hasta que dos días antes del día del padre falleció en mis brazos (ayer hubiera cumplido 80 años).
Mi madre paralelamente padece una demencia senil que se va agravando con el paso del tiempo. A la semana de fallecer mi padre, ella ingresó en una residencia, puesto que todos entendimos que por su enfermedad y su entorno tanto físico como social era lo mejor.
A las dos semanas se cayó al tropezar con la ropa de la cama cuando se levantaba y de nuevo a Urgencias ahora con una fisura de fémur que el médico prefiere no operar y que se vaya curando solo. Para evitar males mayores ahora va en silla de ruedas..
Cuando la cosa parecía calmarse, a causa de mis problemas visuales (dolencia anterior a lo contado hasta ahora) no reparé en un “separador” de los que dividen el carril bici del de los vehículos de tracción mecánica, tropecé, me caí y, obviando las lógicas heridas en varias partes del cuerpo debido al “aterrizaje” en el asfalto, una de mis costillas flotantes fue a dar en el “canto” de la acera y sufrí una fisura.
Consecuentemente y paralelo a todos estos sucesos han ocurrido otros de índole administrativo… que, si otro día me siento inspirado ya contaré.